¡Oh glorioso San Isidro Labrador!
Hoy me tienes postrado aquí,
implorando tu ayuda y tu auxilio
porque aunque humilde labriego
supiste ganarte el favor y la gloria ante Dios
con tu amor, tenacidad y servicio.
Eres emblema de paz y virtud,
de ejemplar esposo de Santa María de la Cabeza,
abnegado padre de familia,
salvaste a tu hijo Illán con un milagro,
cuando habiendo al pozo
las aguas subieron milagrosamente
y lo pudiste rescatar sano y salvo.
Por eso glorioso San Isidro,
tu sabes mejor nadie el sufrimiento que padecemos
los que sufrimos inseguridad por los males y peligros
que acechan, padecen y sufren nuestros hijos,
pues en tu carne los viviste.
Por el poder que tuvo tu oración
cuando tu hijo estuvo en peligro,
te suplico que veles por mis hijos:
(Decir nombre o nombres),
Que los protejas de todo peligro,
confrontaciones, vicios, malas compañías,
para que velando tu por ellos,
se encuentren a salvo,
de enemigos visibles e invisibles.
También te ruego que me alcances a mi,
la gracia y la inspiración,
la paciencia, tenacidad y conocimiento,
para poder darles la educación, los valores,
y toda la ayuda necesaria para guiarlos,
con ternura, amor y perseverancia,
y hacer de ellos hombres de bien,
y encaminarlos por la senda de la honradez,
la bondad, la caridad y la tolerancia.
Se tu mi guía, glorioso San Isidro,
y de la misma manera que supiste
ganarte el inconmensurable favor de Dios,
concédeme la dicha de proveer para mis hijos
un futuro feliz, lleno de paz y armonía,
y que puedan encontrar una vida digna,
un porvenir prometedor,
la paz de espíritu, tranquilidad y protección
que todo ser humano desea para el fruto de su amor,
para la sangre de su sangre, sus hijos.
Seas por siempre glorioso,
bendito San Isidro Labrador,
ejemplar padre, esposo y trabajador,
y favorito entre los santos de Dios.
Amen.
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