Eres Glorioso San Antonio,
santo por derecho propio,
por llevar una vida ejemplar
por tu inmenso amor a Dios
y por tu abnegación y bondad
con todos tus semejantes.
A nadie negaste un favor,
repartiste amor, ayuda y comprensión
a todo el que te lo solicitó,
y ahora en la Gloria de Dios
multiplicas infinitamente
esos mismos favores.
Tu amor por el Niño Jesús
te ha situado a su diestra
y tus peticiones son escuchadas y cumplidas
con generosa benevolencia y celeridad.
Hoy acudo a ti, santo mío,
porque soy tu fiel devoto
y a tus pies quiero dejar mi solicitud
para que seas mi intermediario
ante el Bendito Niño Jesús
y obtener así su ayuda
en el problema que hace que mi corazón sufra
de manera constante y desconsolada.
Solo tu puedes ayudarme,
porque conoces el amor inmenso,
y comprendes la desolación que padezco
por el abandono de quien es el amor de mi vida,
que ha decidido caminar por otros rumbos
sin mi compañía y mi presencia.
Ablanda su corazón, santo bueno y generoso,
no permitas que la ira y la confusión
acabe con esta hermosa relación
que ha llenado mi vida de felicidad.
Susurra mi nombre en sus oídos,
provoca el recuerdo de los momentos felices,
tan llenos de amor y pasión,
que hicieron que nosotros dos
viviésemos en un mundo aparte,
y compartiésemos la belleza de la vida
en todo su maravilloso esplendor.
Concédeme que me procure una nueva oportunidad,
que yo sabré remediar los errores cometidos
y recuperar el ansiado amor perdido,
para volver a empezar de nuevo.
Humilde y bendito santo,
acude a mi llamada,
pon tus ojos llenos de amor en mi causa,
y consígueme una nueva oportunidad
para recuperar el amor de mi amado
y que vuelva a florecer en nosotros
la grandeza del amor y la pasión.
Amén
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