El siguiente consejo es apropiado solamente para las mujeres.
Existe una resina en forma de piedra que se denomina ámbar; actualmente la podemos encontrar en todas las tiendas de minerales y joyerías, y es un arma poderosísima para la mujer que desee ser irresistible.
Para favorecer los poderes de esta resina deberemos procurarnos una que vaya engarzada en un metal precioso, ya sea en forma de colgante o anillo. En caso de que seleccionemos un colgante, deberá ir provisto de una cadena que lo acompañará en la elaboración de la bolsa mágica que vamos a describir en los párrafos siguientes.
La elección de la piedra será muy importante. Debemos prescindir del tamaño, tonalidad, belleza e incluso del precio y dejarnos arrastrar exclusivamente por la energía y el calor que percibamos en las palmas de las manos cuando nos acerquemos para escoger una pieza.
Una vez que se haya seleccionado la pieza, esperaremos un domingo, a plena luz del sol, y con preferencia en fase de luna creciente, para crear un talismán.
Depositaremos la pieza engarzada de ámbar en el interior de una bolsita de seda blanca que anteriormente habremos cosido nosotros mismos. En primer lugar, la llenaremos con flores de verbena mezcladas a partes iguales con melisa y después guardaremos la pieza.
Cenaremos la bolsa con cinco nudos y la llevaremos colgada del cuello las veinticuatro horas del día, y nos la quitaremos exclusivamente en el momento de la ducha o aseo.
Cenaremos la bolsa con cinco nudos y la llevaremos colgada del cuello las veinticuatro horas del día, y nos la quitaremos exclusivamente en el momento de la ducha o aseo.
Al cabo de nueve días de llevar la bolsa mágicamente preparada, según el proceso que hemos indicado, extraeremos la joya. Encenderemos una vela de miel y depositaremos la piedra frente a la llama de manera tal que podamos fijar nuestra vista en el trasluz.
Mientras la contemplamos, procederemos a decir en voz alta la siguiente invocación:
"Ámbar que encierras en tu interior millones de años y de historia. Tú que has vivido en el centro mismo de tu núcleo todas las metamorfosis. Tú que has permanecido hermosa y reforzada por el tiempo, inalterable en su transcurrir. Tú que me has escogido como dueña, aliada y portadora, haz que yo a mi vez sea un caudal de atracción, misterio y seducción para los que me rodean. Potencia que los años no discurran por mi vida en agresión, permanente e implacable, alterando mi belleza y espíritu. Haz que tanto la juventud como el amor perduren y permanezcan en mi vida. Obra la gracia de que yo sea como tú, inalterable, y cada vez más valiosa con el paso de las lunas."
Una vez realizada la invocación, y si hemos escogido el ámbar en forma de colgante, procederemos a poner alrededor de nuestro cuello la piedra, no sin antes haber dibujado con el conjunto del colgante, cadena incluida, una cruz por encima de nuestra cabeza, otra sobre el pecho, una más en la pelvis, otra encima de las rodillas, finalizando con la última sellando la planta de ambos pies.
La cadena podrá tener dos medidas: a modo de gargantilla, para potenciar la facilidad de palabra, o justo entre los pechos, para no precipitarnos en la demostración de nuestras emociones.
El anillo deberemos llevarlo en el dedo índice de la mano izquierda o en el dedo corazón de la derecha.
No nos desprenderemos de estas joyas bajo ningún concepto.
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