A MI MADRE, POEMA


Soñaba yo dulcemente
en noche de primavera,
volver a mi edad primera
con regocijo infantil:
Vagando sobre mi frente
mis cabellos ondulantes,
iban mis ojos errantes
tras mariposa sutil.

Besaba las blancas rosas
mientras su aroma aspiraba;
gozosa las contemplaba
sobre su tallo mecer,
ostentando pudorosas
entre la rama flexible,
al céfiro bonancible
las rosas de rosicler.

Va sentándome en la alfombra
del césped bello y suave,
escuchaba de algún ave
el melodioso trinar;
Ya buscando dulce sombra,
con las flores deliciosas
de las acacias frondosas
quise mis rizos trenzar.

Ya triscaba alborozada
por la florida pradera,
cual gacelilla ligera
huyendo del cazador:
Ora de correr cansada,
me reclinaba indolente,
al sentir sobre mi frente
el céfiro halagador.

Y en aquel vergel tan bello,
paraíso de sonrisa,
el corazón no divisa
que hay dudoso porvenir;
Mas ese dulce destello
que da a la infancia alegría,
pasa y solo al alma fría,
queda un doliente gemir.

Pero yo niña risueña,
me encontraba de la vida
en la pradera florida
do no se augura el dolor;
Y con la faz halagüeña,
sin amargos desengaños,
pasaban mis tiernos años,
entre el placer y el amor,

Y de mi madre el acento
suave cual un murmullo:
Cual de tórtola el arrullo,
cual canto de serafín,
llegaba en alas del viento
hasta mi oído, amoroso,
entre el vapor delicioso
del aromado jazmín.

Y veo su frente pura,
su mirada placentera,
y al contemplarla hechicera
se extasía mi razón:
De simpática hermosura,
de esclarecido talento,
de sublime entendimiento,
de sensible corazón.

Sentándose entre las flores
con su blanca vestidura,
con su risa de tristura,
parece un ser ideal,
que llorando los dolores
de los míseros humanos,
eleva al cielo sus manos
con expresión celestial.

Volviendo hacia mi sus ojos
me reclinó en sus rodillas,
acarició mis mejillas
con sus dedos de marfil;
Y al besar mis labios rojos
y mi rubia cabellera:
«Pasará tu edad primera
como las flores de abril».

Dijo con amargo acento,
observando mi sonrisa:
«Tal vez se borre la risa
de tu rostro de candor;
cual corren en pos del viento
los remolinos de flores,
pasará con tus amores,
tu reposo encantador».

«Duerme, dijo dulcemente,
y entre el purísimo encanto
de sencillo y tierno canto
en su seno me durmió
murmurando: de tu mente
aparté la desventura
la fatídica amargura
que a mi corazón hirió.»

«Angel inocente y bello
de candorosa mirada,
de cabellera dorada,
de gracioso sonreír:
que de pureza el destello
conserve Dios en tu frente,
y prolongue eternamente
tu sosegado dormir.»

Pasó con mi dulce sueño
mi dichosa edad temprana
que el albor de la mañana
desvaneció mi ilusión.
Y al mostrar su rojo ceño
el sol en el Universo
volverá mi sino adverso
a oprimir mi corazón.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En esta sección de comentarios puedes dejar tus peticiones, mensajes, frases y poemas de amor.