A UNA FLOR. POEMA



Escucha, flor de mi vida, 
Las congojas de mi alma: 
Por ti la dichosa calma 
De mi existencia perdí; 
Que al mirante estremecida 
Dar tus perfumes al viento, 
Aspiré tu dulce aliento 
Y en tu ser me confundí.

De entonces, flor misteriosa, 
En la noche solitaria, 
Elevo a ti mi plegaria 
Para exhalar mi dolor,
Y a la brisa vagarosa 
Le refiero mis dolores; 
Por que estando entre las flores 
Los dirá solo a mi flor.


La dirá que mis enojos 
Crecen cuando no la veo: 
La dirá que es mi deseo 
Poderla siempre adorar: 
La dirá que los abrojos 
Que circundan su morada, 
No me arredrarán en nada 
Para poderla encontrar. 

La dirá que es mi consuelo, 
Que es mi dicha, mi embeleso: 
Le llevará un tierno beso 
Cual gaje de mi pasión: 
Que venga a calmar mi duelo, 
Con su perfume excitante: 
Dila que su vista amante 
Es mi risueña ilusión.

Quizás ella conmovida 
Al escuchar mi lamento, 
Quiera volverme el contento 
Que lejos miré volar: 
Y dejando de su vida 
La pacifica morada, 
Pague tierna, enamorada, 
Mi continuo suspirar. 

Yo te daré flor hermosa 
Los suspiros de mi alma; 
Y tú me darás la calma 
Que abandona mi razón: 
Tú me darás cariñosa 
Tu dulcísima ambrosía; 
Yo te daré, vida mía, 
Un trono, en mi corazón.

Y cuando mustia, marchita, 
Se aniquile tu existencia, 
Tu postrera y dulce esencia 
Mitigará mi dolor: 
Te guardaré flor bendita 
En mi seno suspendida, 
Como mi dicha perdida, 
Como mi muestra de amor.


Junio 1856.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

En esta sección de comentarios puedes dejar tus peticiones, mensajes, frases y poemas de amor.