Este concepto se refiere a una emanación inmaterial, una energía que sólo puede ser reconocida por otra energía, una sensación física que no es visible al ojo humano. Esta sutil emanación es capaz de hacernos atractivos, especiales y hermosos a los ojos de los demás. Tiene, incluso, la curiosa capacidad de alterar el componente químico y hormonal de la persona a quien va destinada esta fuerza poderosa que, tomando la forma de un torbellino fantástico, es capaz de arrastrar sin remisión a la persona objeto del deseo.
Para poder potenciar al máximo las emanaciones o fluidos, debemos considerar de forma pormenorizada dónde se producen. De esta forma sabremos cuáles son los lugares o zonas del cuerpo que debemos potenciar:
Manuales
Se generan a la hora de estrechar o dar la mano, también en las caricias y en el momento de contacto consciente. En general, diremos que es una vibración que entra en funcionamiento con el roce.
Para potenciarla debemos saludar dando la mano e imaginando que una fuerza energética con la intención deseada surge desde nuestro corazón, alargándose por el brazo hasta la punta de los dedos. En el momento del saludo podemos complementar la acción visualizando energía de color amarillo (vigor), rojo (sexo) o azul (en relación a temas mentales).
Para acariciar siempre emplearemos la yema de los tres dedos principales de la mano dominante, derecha o izquierda, según seamos diestros o zurdos. Es evidente que una caricia se hará empleando todos los dedos y hasta la palma de la mano, pero el primer contacto con la piel ajena debe ser con los dedos pulgar, índice y corazón. Cuando toquemos la otra piel pensaremos que nuestra energía fluye a través de la yema de los dedos y se irradia.
Para potenciarla debemos saludar dando la mano e imaginando que una fuerza energética con la intención deseada surge desde nuestro corazón, alargándose por el brazo hasta la punta de los dedos. En el momento del saludo podemos complementar la acción visualizando energía de color amarillo (vigor), rojo (sexo) o azul (en relación a temas mentales).
Para acariciar siempre emplearemos la yema de los tres dedos principales de la mano dominante, derecha o izquierda, según seamos diestros o zurdos. Es evidente que una caricia se hará empleando todos los dedos y hasta la palma de la mano, pero el primer contacto con la piel ajena debe ser con los dedos pulgar, índice y corazón. Cuando toquemos la otra piel pensaremos que nuestra energía fluye a través de la yema de los dedos y se irradia.
En el beso siempre debemos apoyar ligeramente los labios en la piel de la otra persona. En los clásicos saludos del beso en la mejilla, la mayoría no se besa realmente, sino que se limita a efectuar un «choque» de mejillas, y de esta forma la energía no fluye correctamente. Cuando besemos lo haremos de verdad, aunque de forma muy suave, un poco lenta y sutil, al tiempo que visualizamos el deseo que tenemos sobre aquella persona al besarla.
Visuales
Se producen en aquellas situaciones en las cuales la persona mira con atención e intención un objetivo que le resulta interesante y, al mismo tiempo, genera directamente pensamientos relacionados con lo que está viendo. Resultan especialmente fuertes las miradas directas a los ojos en las conversaciones o encuentros íntimos. Para potenciarlas debemos evitar mirar directamente a los ojos de la otra persona, ya que podría ponerse nerviosa y bloquear la llegada de nuestra energía. Siempre es preferible centrar el objetivo de nuestra mirada en el entrecejo.
Una buena manera, cuando estemos proyectando, será hacerlo de forma intermitente, lanzando la intención justo en el centro de la frente, donde se supone que se alberga el chakra del tercer ojo de la otra persona. Cuando miremos con deseo lo haremos de forma que imaginemos que de nuestros ojos sale una luz (del color que más nos satisfaga) que llega hasta la persona que miramos. Al mismo tiempo, debemos pensar y repetirnos mentalmente aquello que deseamos respecto a ella.
Siempre que estemos en un encuentro sexual, procuraremos transmitir energía de color rojo en el momento de la mirada.
Palabras
Son las vibraciones emitidas por la voz. Cada vez que hablamos hay un contenido paralelo en forma de vibración. Ésta no viene manifestada por lo que estamos diciendo, sino por lo que pensamos en ese instante. Para potenciar esta influencia debemos emitir saludos energéticos, de forma que cuando digamos «hola» sintamos que emanamos amor.
Visuales
Se producen en aquellas situaciones en las cuales la persona mira con atención e intención un objetivo que le resulta interesante y, al mismo tiempo, genera directamente pensamientos relacionados con lo que está viendo. Resultan especialmente fuertes las miradas directas a los ojos en las conversaciones o encuentros íntimos. Para potenciarlas debemos evitar mirar directamente a los ojos de la otra persona, ya que podría ponerse nerviosa y bloquear la llegada de nuestra energía. Siempre es preferible centrar el objetivo de nuestra mirada en el entrecejo.
Una buena manera, cuando estemos proyectando, será hacerlo de forma intermitente, lanzando la intención justo en el centro de la frente, donde se supone que se alberga el chakra del tercer ojo de la otra persona. Cuando miremos con deseo lo haremos de forma que imaginemos que de nuestros ojos sale una luz (del color que más nos satisfaga) que llega hasta la persona que miramos. Al mismo tiempo, debemos pensar y repetirnos mentalmente aquello que deseamos respecto a ella.
Siempre que estemos en un encuentro sexual, procuraremos transmitir energía de color rojo en el momento de la mirada.
Palabras
Son las vibraciones emitidas por la voz. Cada vez que hablamos hay un contenido paralelo en forma de vibración. Ésta no viene manifestada por lo que estamos diciendo, sino por lo que pensamos en ese instante. Para potenciar esta influencia debemos emitir saludos energéticos, de forma que cuando digamos «hola» sintamos que emanamos amor.
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